Día mundial de la lucha contra la depresión

Día mundial de la lucha contra la depresión

Aunque todavía resuenen los villancicos en nuestros oídos y tengamos en nuestro paladar el regusto de las recetas para Navidad 2023, la semana pasado se celebró una fecha muy importante que desde Residencia Argaluza no queríamos dejar de mencionar: el Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión. Y es que la salud mental, un aspecto crucial de nuestro bienestar, no conoce de estaciones, pero tampoco de edades. Desde nuestra experiencia como cuidadores de personas mayores, podemos asegurar que la importancia de la salud mental se ve en ocasiones eclipsada por enfermedades más evidentes y que en apariencia pueden resultar de mayor gravedad. Otro error común es también considerar la depresión como un síntoma natural del envejecimiento, cuando en realidad es una patología que requiere atención y cuidado. En Argaluza entendemos que el bienestar emocional es tan vital como la salud física, especialmente en esta etapa de la vida donde los cambios emocionales y sociales pueden ser tan significativos como los físicos. Por eso, con motivo de este Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión, nos comprometemos a mantener el foco sobre esta importante cuestión, asegurando que la salud mental de nuestros mayores reciba la atención y el respeto que merece.

En qué consiste la depresión y cuáles son sus síntomas

La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una tristeza persistente, pérdida de interés o placer en actividades habituales. A menudo también está acompañada de sentimientos de culpa, falta de valor, baja autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración.

Día mundial de la lucha contra la depresión

Tipos de depresión

Dentro de los diferentes tipos de depresión encontramos algunas graves, otras cuyos síntomas pueden pasar desapercibidos e incluso algunas derivadas de otros estados de salud.

  1. Depresión mayor. Se caracteriza por episodios severos que afectan significativamente la vida diaria. Los pacientes que la padecen pueden presentar cambios en el apetito y el sueño e incluso pensamientos suicidas.
  2. Distimia. Aunque más leve, este tipo de depresión conlleva unos síntomas que perduran más en el tiempo, a menudo años. Estos incluyen fatiga, baja autoestima y desesperanza.
  3. Depresión subclínica. Esta patología presenta síntomas que no son lo suficientemente graves para cumplir con los criterios de un trastorno depresivo mayor. Sin embargo, sí lo bastante para interferir de manera significativa en la vida diaria. Constituyen, además, un factor de riesgo para el desarrollo de una depresión mayor.
  4. Depresión somatizada. En este tipo de depresión, los síntomas psicológicos típicos de la enfermedad están enmascarados por síntomas físicos. Entre estos se encuentra el dolor crónico, los problemas gastrointestinales o los dolores de cabeza, entre otros. Y ninguno de ellos presenta una causa física aparente. Esto la convierte en una de las depresiones más difíciles de diagnosticar.
  5. Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Se produce ante eventos estresantes o cambios significativos en la vida. Los síntomas aparecen entonces como una reacción excesiva al evento o cambio, y suelen desaparecer pasado un tiempo.
  6. Trastorno afectivo estacional. Relacionado con los cambios de estación, generalmente comienza en otoño o invierno y termina en primavera. Se caracteriza por la pérdida de energía y el incremento del sueño y a veces del peso.
  7. Otros. Existen otros tipos de depresión que por su naturaleza suelen ser menos frecuentes o  que no se dan en la población anciana. Entre ellos encontramos la depresión con síntomas psicóticos, el trastorno bipolar o la depresión posparto.
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Particularidades en la manifestación de la depresión en adultos mayores

La depresión en los adultos mayores presenta particularidades importantes, entre los cuales destacan los determinantes psicosociales, físicos y biológicos.

  • Aspectos psicosociales. En esta cuestión son cruciales factores como la reducción del soporte sociofamiliar, la pérdida de estatus social y económico y el aislamiento social. Estos cambios pueden ser difíciles de manejar, especialmente cuando los recursos son limitados.
  • Aspectos físicos. Físicamente, las enfermedades crónicas y la discapacidad que la mayoría de estas implican pueden contribuir a la depresión en esta etapa de la vida.
  • Aspectos biológicos. Biológicamente, las patologías de carácter neurológico y otras enfermedades físicas desempeñan un papel significativo en el desarrollo de la depresión.

La depresión entre los adultos mayores es más común de lo que creemos, y pese a sus graves consecuencias, a menudo se ve subestimada.

Representa un desafío tanto para el paciente como para su entorno, hasta el punto de influir negativamente en la evolución de otras cuestiones médicas y provocar un aumento de la demanda de los recursos sanitarios. Y es que, según la OMS, un 25% de la población geriátrica sufre de algún trastorno psiquiátrico. Entre ellos la depresión es el más frecuente.

Es importante asimismo considerar la incidencia de factores somáticos en el desencadenamiento de la depresión en personas mayores. Entre estos destacan los accidentes cerebrovasculares, los trastornos neurológicos como el Parkinson y el Alzheimer, el infarto de miocardio, los trastornos tiroideos y las infecciones agudas, además de ciertos tratamientos, como la radioterapia y las hormonas esteroideas. Estos elementos contribuyen de manera significativa a la complejidad de la depresión en los adultos mayores.

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Factores de riesgo específicos en la tercera edad

Los factores que influyen en los trastornos anímicos en los ancianos son similares a los de otras edades, con una mayor relevancia de los aspectos psicosociales y somáticos. Entre los eventos vitales adversos que pueden desencadenar la depresión en ancianos, se encuentran:

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  • La jubilación. A menudo conlleva una pérdida de identidad y de propósito, lo que puede desencadenar sentimientos de inutilidad que conduzcan a una depresión.
  • El duelo. La ausencia de seres queridos puede ser tan devastadora y dolorosa que acabe derivando en un profundo dolor y depresión.
  • El rechazo familiar o la soledad. El síndrome del nido vacío, fenómeno psicológico que experimentan los padres cuando sus hijos se marchan de casa, a menudo lleva consigo sensaciones de vacío existencial o de ausencia de sentido vital.
  • La precariedad económica. Las dificultades financieras o la inseguridad económica a edades en las cuales ya no es posible mantenerse laboralmente activos pueden causar un estrés significativo y, con ello, una depresión.
  • El impacto de enfermedades incapacitantes. La pérdida de independencia y las limitaciones físicas derivadas de enfermedades pueden conducir a estados depresivos.
  • Las condiciones de salud, económicas o emocionales de otros miembros de la familia. La preocupación por la salud de los familiares puede ser una fuente de estrés y ansiedad que  conduzca a la depresión.
  • Los cambios de residencia. Adaptarse a nuevos entornos, como por ejemplo la vivienda de los hijos o también una residencia para mayores, puede ser difícil y desencadenar depresión. En estos casos, es frecuente el trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo.
  • Las enfermedades o dolores crónicos. Padecer problemas de salud de larga duración, especialmente si implican dolor o discapacidad, pueden aumentar el riesgo de depresión.
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Cómo ayudar a nuestros mayores

En Residencia Argaluza somos conscientes de la importancia de detectar y tratar la depresión en nuestros mayores a tiempo, antes de que se convierta en un problema mayor. La depresión en la tercera edad puede ser fácilmente ignorada o malinterpretada, percibiéndola erróneamente como una parte inevitable del envejecimiento. Sin embargo, es crucial reconocerla como el grave problema de salud que es, y como tal merece atención y cuidado. Nuestro compromiso es estar atentos a los síntomas tempranos, como los cambios en el apetito, las perturbaciones en el sueño,  el aislamiento social, la pérdida de interés en actividades que antes resultaban de interés, además de sentimientos de tristeza o desesperanza.

La detección y el tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de nuestros mayores. Pueden marcar la diferencia entre, por ejemplo, una depresión subclínica y una depresión mayor. Además, en Residencia Argaluza fomentamos un ambiente de apoyo emocional y un estilo de vida activo y saludable según las circunstancias de cada anciano. Solo así, cuidando de la salud mental de nuestros mayores con comprensión y dedicación, contribuimos a que vivan esta etapa de sus vidas con plenitud y alegría.

Referencias consultadas

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