Santa Águeda en la Residencia Argaluza

Santa Águeda en la Residencia Argaluza: Una tradición que une generaciones

El pasado 4 de febrero, en la Residencia Argaluza, celebramos con especial emoción la festividad de Santa Águeda, una de las tradiciones más queridas entre nuestros mayores. Este año recibimos la entrañable visita de un grupo de estudiantes de 6º curso de Primaria del colegio Zipiriñe, además de otros alumnos del instituto de Sopelana. Y es que, como siempre tratamos de recordar desde el blog de Residencia Argaluza, la salud de nuestros mayores no pasa solo por cuestiones físicas, como las que tratábamos en nuestro post anterior sobre la insuficiencia renal en ancianos, sino también por cuidar de salud mental y emocional. Porque estos niños y sus voces al son de las coplas tradicionales de Santa Águeda llenaron de alegría los pasillos de nuestra casa.

Santa Águeda. Una tradición vasca con profundas raíces

Santa Águeda, o Agate Deuna en euskera, es una festividad que se celebra especialmente en el País Vasco, Navarra y otras zonas del norte de España. Aunque Santa Águeda es venerada como protectora de las mujeres y abogada contra las enfermedades, en Euskadi su día tiene un carácter popular, marcado por las cuadrillas de niños, jóvenes y adultos que recorren las calles vestidos de baserritarras y cantando las famosas coplas de Santa Águeda al son de las makilas,
bastones con los que marcan el ritmo.

Origen de la festividad

Según la tradición, las coplas de Santa Águeda no solo buscan rendir homenaje a la santa, sino también despertar la tierra que duerme durante el invierno, al tiempo que se pide prosperidad y salud para el nuevo ciclo agrícola. El valor de estas canciones es muy simbólico, ya que fortalece los lazos vecinales y transmite unas tradiciones y unos valores a las nuevas generaciones.

La Residencia Argaluza apuesta por mantener vivas estas costumbres, conscientes de la importancia que tienen para el bienestar emocional y mental de las personas mayores. Las tradiciones como esta de Santa Águeda permiten mantener un vínculo con el pasado, reafirmar la identidad cultural y sentirse parte de una colectividad más amplia.

En nuestra residencia, Santa Águeda es mucho más que una festividad religiosa: es una oportunidad para revivir costumbres, recordar tiempos pasados y disfrutar de la alegría que traen los niños. Desde temprano, nuestros mayores aguardaban la llegada de esta jornada tan especial, cuyo momento más esperado fue cuando los niños y jóvenes, acompañados por sus maestros, comenzaron a llenar de la residencia con sus voces. Muchos de nuestros mayores se unieron a los cantos, emocionados al recordar las letras que aprendieron en su infancia y juventud.

Para muchos de nuestros residentes, las canciones de Santa Águeda evocan recuerdos de tiempos en los que ellos mismos iban de casa en casa cantando, tal como hoy hacen los chiquillos. Es un momento de conexión intergeneracional, donde los recuerdos se mezclan con la alegría del presente. Las coplas de Santa Águeda forman parte del acervo cultural vasco, y escuchar en las voces de los niños supone para nuestros mayores una manera de revivir su juventud, recordar a familiares ya desaparecidos y sentirse parte activa de la comunidad.

Además, la visita de los pequeños aporta vitalidad, frescura y afecto. Para nuestros mayores, recibir la visita de las nuevas generaciones es un regalo que les ayuda a combatir la soledad y les devuelve, aunque sea por unas horas, la sensación de hogar y familia extendida.

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La importancia de las actividades intergeneracionales

Actividades intergeneracionales como la celebración de Santa Águeda son de gran importancia para el bienestar de nuestros mayores. Estos encuentros permiten que personas de distintas edades compartan experiencias, saberes y emociones que enriquecen mutuamente sus vidas. Para los residentes, el contacto con los niños y adolescentes supone una fuente de alegría, estimulación emocional y cognitiva, y una manera de sentirse valorados por la sociedad. A su vez, los niños aprenden a respetar, valorar y querer a las personas mayores, desarrollando empatía y entendiendo el valor de las tradiciones.

Beneficios de las actividades intergeneracionales

  1. Fomentan el respeto y la empatía. Al compartir tiempo y actividades, niños y mayores aprenden a valorarse mutuamente, desarrollando una actitud de respeto y comprensión hacia otras generaciones.
  2. Mejoran la autoestima de los mayores. La interacción con los pequeños les permite sentirse útiles, escuchados y apreciados, lo que fortalece su autoestima y les aporta una sensación de pertenencia a la comunidad.
  3. Favorecen el aprendizaje mutuo. Los mayores transmiten sus conocimientos, historias y experiencias, mientras que los niños aportan energía, creatividad y nuevas formas de ver el mundo. Esto crea un intercambio enriquecedor.
  4. Previenen la soledad y el aislamiento. Estas actividades ayudan a que los mayores mantengan un contacto activo con la sociedad. Asimismo rompen la rutina, lo que disminuye la sensación de aislamiento que a veces puede acompañar a la vejez.
  5. Promueven la transmisión de valores y tradiciones. A través de estas celebraciones, los mayores pueden enseñar a las nuevas generaciones las costumbres y tradiciones de su entorno, asegurando que no se pierdan con el paso del tiempo.
  6. Aportan bienestar emocional a ambas partes. El simple hecho de compartir tiempo, risas y canciones crea un ambiente positivo y alegre, que beneficia tanto a los niños como a las personas mayores, mejorando su estado de ánimo y su salud emocional.
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Desde la Residencia Argaluza consideramos fundamental fomentar este tipo de iniciativas, que refuerzan el tejido social y familiar, y que aportan grandes beneficios tanto a nivel emocional como en la construcción de una comunidad más unida y solidaria.

Por su parte, la colaboración con el colegio de Zipiriñe y del instituto de Sopelana fue fundamental. La implicación de los docentes y de los familiares que contribuyen a mantener viva la tradición transmitiendo estas canciones demuestra la fuerza de una comunidad firmemente unida por sus raíces.

Una tradición que fortalece los vínculos

En un mundo cada vez más acelerado, donde las tradiciones corren el riesgo de perderse, celebraciones como Santa Águeda adquieren una importancia especial. Nos recuerdan quiénes somos, de dónde venimos, y nos enseñan a valorar lo sencillo: una canción, una sonrisa, una visita.

Desde la Residencia Argaluza queremos agradecer profundamente a los niños y jóvenes, a sus profesores/as, y a todas las personas que hicieron posible este día tan especial. También a nuestros residentes, por enseñarnos cada día el valor de la memoria, de la cultura y del amor compartido.

Referencias consultadas

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