alzheimer herpes zoster

La posible relación entre el alzhéimer y el herpes zoster

La demencia es una de esas enfermedades con las que más sensibilizados podemos sentirnos. Y es que la demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, con alrededor de 10 millones de casos nuevos al año. Esto la convierte en la séptima causa de muerte en el mundo, así como en una de las principales causas de discapacidad entre los adultos mayores. Esto se traduce en 55 millones de personas que deben recibir atenciones continuas, desde medir sus constantes vitales, como explicábamos en nuestro post sobre cómo subir la tensión arterial en ancianos, hasta ayudarlos a comer o incluso a vestirse, en los casos de mayor dependencia.

Teniendo en cuenta que dentro de las demencias, el mal de Alzheimer representa en torno a entre un 60% y un 70% de los casos, no es de extrañar que recibamos con esperanza e ilusión cualquier noticia que se hace pública acerca de una posible solución para esta terrible y temida enfermedad.

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Antecedentes

Durante las últimas décadas se han realizado numerosas investigaciones y elevados desembolsos con el fin de encontrar fármacos tanto preventivos como terapéuticos contra diversas demencias. Y es que pese a todos estos esfuerzos, las causas de enfermedades como el Alzheimer siguen sin estar claras.

Una de las hipótesis que han atraído la atención de la comunidad científica a este respecto es si ciertos agentes infecciosos, más en concreto los herpesvirus, pueden desempeñar un papel determinante en el desarrollo de la demencia.

Estudio de la Universidad de Stanford

Pascal Geldsetzer, investigador del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Stanford, lideró un estudio en el cual se buscó comparar la incidencia de demencia en ancianos elegibles para recibir la vacuna del herpes zoster con aquellos que no lo eran.

Qué es el herpes zoster

El herpes zóster se produce como consecuencia de la reactivación del mismo agente vírico responsable de la varicela. Tiene otros nombres por los cuales se le conoce popularmente, como culebrilla o fuego de San Antonio, aunque esta última se utiliza asimismo para referirse a otra enfermedad producida por ingerir cereales contaminados por un parásito.

Cuando una persona se ha recuperado de la varicela, el virus permanece latente en los ganglios nerviosos. A veces, durante años. Sin embargo, cuando el sistema inmunitario se debilita por alguna razón, que puede ir desde el estrés hasta otra enfermedad, pasando por el propio envejecimiento, el virus puede reactivarse y viajar desde los ganglios hasta la piel.

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El herpes zoster se manifiesta con unas ampollas en forma de anillo que provocan un fuerte picor  y pueden llegar a resultar muy dolorosas. El término proviene del griego antiguo zōstēr, que significa «faja» o «cinturón». Se adoptó este nombre porque las erupciones se distribuyen en forma de banda durante la enfermedad.

Entre las secuelas encontramos la parálisis, ya sea motora o temporal, la insuficiencia respiratoria o la aparición de infecciones bacterianas. La más frecuente, sin embargo, es la llamada neuralgia postherpética, esto es, la sensación de picor o dolor crónico en la zona afectada. Esta secuela puede durar meses o incluso años.

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Vacuna contra el herpes zoster

La única vacuna que en la actualidad existe contra el herpes zoster tiene carácter preventivo, puesto que por el momento solo hay medicamentos para tratar y aliviar los síntomas de la dolencia. Esta vacuna recibe el nombre de Zostavax, y está compuesta por virus vivos pero atenuados, los cuales han perdido su virulencia y capacidad de causar la enfermedad.

Para llevar a cabo su estudio, Geldsetzer tomó como muestra durante 7 años los datos de los ancianos a los cuales se les fue administrada la vacuna en la ciudad de Gales a partir de 2013. 

El resultado fue que dentro de los ancianos a los que les había sido administrada la vacuna Zostavax, los casos de demencia se habían reducido en un 20%. Algo que, según las palabras de Geldsetzer, es improbable que se deba a la mera casualidad.

La explicación a esta hipótesis radica en que el virus podría propagarse desde los ganglios hasta el cerebro. Ahí desencadenaría una respuesta inflamatoria crónica que a su vez podría ocasionar un deterioro cognitivo.

Otros estudios

Estudios anteriores al de la Universidad de Stanford ya sugerían una relación entre el popularmente conocido como virus del herpes labial y el desarrollo del alzhéimer. Proponían que dicho virus desencadenaría una respuesta inmunitaria que derivaría en un aumento de la acumulación de amiloide, proteína presente en el cerebro humano que se considera clave en la aparición de la enfermedad. Una de las expertas en esta hipótesis tras su dedicación durante más de 30 años es Ruth Itzhaki, profesora del Instituto de Envejecimiento de la Población de Oxford. Junto a otros especialistas de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, y de la Universidad de Manchester descubrieron que las infecciones como el herpes zoster pueden provocar una inflamación en el cerebro responsable de reactivar el herpes tipo 1 inactivo.

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«El daño en el cerebro por infecciones repetidas a lo largo de la vida conduciría finalmente al desarrollo de demencia.» Ruth Itzhaki.

Otra investigación llevada a cabo por científicos del Hospital Monte Sinaí de Nueva York descubrió niveles dos veces superiores de la presencia del herpes zoster en cerebros de personas afectadas por el mal de alzhéimer. Esto refuerza las conclusiones a las que llegaron la profesora Itzhaki y sus compañeros, así como los investigadores de la Universidad de Stanford.

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Controversia del estudio

No toda la comunidad científica comparte el entusiasmo de Geldsetzer. Y es que el estudio todavía tan solo ha sido meramente prepublicado, para lo cual necesita ser revisado por dos especialistas en la materia ajenos a los investigadores interesados; en este caso, a Geldsetzer y sus compañeros.

Algunos expertos creen que puede haber una explicación plausible al margen de la hipótesis de los investigadores de Stanford. Tal es el caso de Raquel Sánchez Valle, jefa de Neurología del Hospital Clínic de Barcelona. Ella cree que la patología es multicausal y que 7 años es un período insuficiente para estudiar una enfermedad como el Alzheimer, que se inicia 20 años antes, aproximadamente.

«Veremos si se publica y cómo aparece el contenido en su versión final. Yo, por lo leído, no me lo creo». Raquel Sánchez Valle.

Menos tajante se muestra David Pérez Martínez, jefe de Neurología del Hospital 12 de Octubre. Él cree que se trata de una investigación interesante, si bien matiza que debe haber cautela al respecto. Considera que pueden existir explicaciones para la menor incidencia de demencia en el grupo vacunado. Puede que sus médicos de familia mostraran un mayor celo y los animaran a practicar ejercicio físico o a seguir una dieta saludable, factores de riesgo de la demencia ya conocidos.

El director científico adjunto del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned), Miguel Medina, recuerda que los orígenes de esta enfermedad todavía son desconocidos, más allá de la hipótesis amiloide.

«Seguramente es multicausal y hay evidencias de que algunas infecciones, especialmente por herpes, pueden jugar un papel quizás desencadenante, al menos como una de las múltiples causas, aunque todas ellas terminen desembocando en una patología de amiloide y tau». Miguel Medina.

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Una batalla con un enemigo común

Independientemente de las discrepancias y reservas que puedan existir sobre los resultados arrojados por el estudio de Geldsetzer, no hay duda de que el enemigo de todos estos esfuerzos es el mal de Alzheimer y el resto de demencias.

Y es que no debemos olvidarnos de que esta investigación nos recuerda la importancia de seguir avanzando en la comprensión y el combate de la demencia. Es, por un lado, un problema de salud pública crucial que afecta a 55 millones de personas en todo el mundo, cifra que no hará sino aumentar en los próximos años debido al mayor envejecimiento de la población.  Pero por otro es también una triste condena al olvido de los recuerdos de quienes la padecen. Y es que ninguno estamos a salvo de esta temible enfermedad, no hasta que se esclarezcan las causas que están tras su aparición y se descubra el modo de evitar que se desarrolle o de paliar de manera efectiva sus tristes síntomas.

Esta lucha no solo requiere más recursos y esfuerzos de investigación, con un enfoque constante en la ciencia, sino también la comprensión y el cuidado de nuestros seres queridos, buscando respuestas y soluciones para mejorar la calidad de vida de quienes la sufren. Y juntos podemos marcar la diferencia en esta batalla, buscando un futuro donde la comprensión y la empatía prevalezcan sobre la incertidumbre y el miedo.

Referencias consultadas

  • Medrxiv (2023). Causal evidence that herpes zoster vaccination prevents a proportion of dementia cases. Recuperado de https://bit.ly/47dRLXN
  • Wikipedia (s/f). Herpes zóster. Recuperado de https://bit.ly/3OfErcU
  • Organización Mundial de la Salud (2023). Demencia. Recuperado de https://bit.ly/3qdXiNC
  • El Español (2023). Terremoto en la lucha contra el alzhéimer: un polémico estudio apunta al herpes como su origen. Recuperado de https://bit.ly/3rRHlx8
  • Business Insider (2022). Nuevas evidencias apuntan a cómo ciertos virus comunes podrían conducir al desarrollo de alzhéimer. Recuperado de https://bit.ly/3Yk9jxn

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