Factores de riesgo cardiovascular

Factores de riesgo cardiovascular: cuáles son y cómo evitarlos

El corazón es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, y mantenerlo saludable es vital para una buena calidad de vida. Para las personas mayores, el cuidado del corazón se convierte en una prioridad especialmente importante, ya que con la edad, el riesgo de problemas cardiovasculares tiende a aumentar. En este artículo vamos a explorar los factores de riesgo cardiovascular y cómo podemos trabajar para minimizarlos. Y es que, como ya explicamos cuando tratamos de responder a la pregunta de qué es un podólogo, hay aspectos de nuestra salud que por no ser demasiado visibles, no reciben la atención que merecen. Por eso desde Residencia Argaluza tratamos de concedérsela.

Importancia de la salud cardiovascular

Para las personas mayores, las enfermedades cardiovasculares representan una problemática significativa que impacta en muchos aspectos de la vida cotidiana. La pérdida de independencia, la reducción de la capacidad para realizar actividades físicas y la preocupación constante por la salud del corazón son solo algunos de los desafíos que enfrentan quienes padecen estas enfermedades. Además, la necesidad de seguir tratamientos médicos complejos y la dependencia de fármacos pueden generar una sensación de vulnerabilidad y frustración. La carga emocional que conlleva vivir con una enfermedad cardíaca afecta no solo a la persona mayor, sino también a sus familiares y cuidadores, que se ven implicados en un proceso de atención constante. Entender esta realidad es crucial para ofrecer un apoyo adecuado y mejorar la calidad de vida de quienes sufren estos problemas.

Factores de riesgo cardiovascular no modificables

Algunos factores de riesgo cardiovascular no se pueden cambiar, pero es importante ser consciente de ellos para entender la importancia de la prevención. Los principales factores de riesgo no modificables incluyen:

  • Edad. Con la edad aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares. A partir de los 65 años, la incidencia de enfermedades del corazón se incrementa debido al desgaste de las arterias y otros sistemas corporales. El envejecimiento provoca un endurecimiento de los vasos sanguíneos, lo que hace más difícil que la sangre fluya correctamente. Este proceso es natural y contribuye a un mayor riesgo de hipertensión y problemas cardíacos.
  • Sexo. En general, los hombres tienen un mayor riesgo de enfermedades del corazón en edades tempranas, pero las mujeres tienden a alcanzar y superar ese riesgo tras la menopausia. En las mujeres, los niveles de estrógeno proporcionan cierta protección contra las enfermedades cardíacas antes de la menopausia. Sin embargo, después de esta etapa, el riesgo se iguala e incluso puede ser mayor debido a la pérdida de la protección hormonal y a cambios metabólicos propios de la edad.
  • Historial familiar. Si un familiar de primer o segundo grado (un padre o un hermano) ha tenido problemas de corazón, existe un mayor riesgo de que se pueda desarrollar una enfermedad similar. Este factor está relacionado con patrones genéticos que predisponen a enfermedades cardiovasculares. La genética puede influir en aspectos como la presión arterial alta, los niveles de colesterol y la tendencia a desarrollar diabetes. Todos ellos factores que aumentan el riesgo cardiovascular.
  • Genética. Algunas condiciones genéticas predisponen a la persona a enfermedades cardiovasculares, por lo que resulta clave tener una evaluación médica completa. Mutaciones en ciertos genes pueden influir en la manera en que el cuerpo maneja el colesterol, la coagulación sanguínea o el metabolismo de la glucosa. Esta predisposición puede requerir un monitoreo constante y la adopción de medidas preventivas desde etapas tempranas de la vida.
  • Condiciones médicas preexistentes. Algunas enfermedades crónicas, como la insuficiencia renal, también pueden aumentar el riesgo cardiovascular. Esta afecta a la capacidad del cuerpo para regular el volumen y la composición de la sangre, lo cual incrementa la presión arterial y, por consiguiente, el riesgo de enfermedades del corazón. Además, otras enfermedades como las autoinmunes pueden ejercer un impacto negativo en la salud cardiovascular.
  • Etnia. Ciertas etnias tienen una mayor predisposición a desarrollar enfermedades cardiovasculares. En algunos estudios se ha observado que las personas originarias del sur de Asia tienen una mayor incidencia de diabetes tipo 2 y problemas de colesterol, lo cual aumenta indirectamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, algunas comunidades de Europa del Este tienen una alta prevalencia de hipertensión y otros factores de riesgo relacionados con estilos de vida específicos, como dietas ricas en grasas saturadas y bajo nivel de actividad física. Es importante tener en cuenta estas diferencias para aplicar estrategias de prevención adecuadas según el contexto cultural y regional.
  • Historia de preeclampsia. Las mujeres que han experimentado preeclampsia durante el embarazo tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a lo largo de la vida. Esta enfermedad, caracterizada por la hipertensión, causa daños a varios órganos durante el embarazo, y se ha relacionado con un mayor riesgo de hipertensión crónica y enfermedades cardíacas a largo plazo. Es importante que estas mujeres mantengan un control médico regular para detectar y manejar cualquier signo de enfermedad cardiovascular de manera temprana.
Factores de riesgo cardiovascular

Factores de riesgo cardiovascular modificables

Existen, sin embargo, muchos factores de riesgo que se pueden modificar con cambios en el estilo de vida y con el tratamiento adecuado:

  • Hipertensión arterial. La hipertensión, o presión arterial alta, es una de las principales causas de enfermedades del corazón. La presión arterial elevada somete al corazón y a los vasos sanguíneos a un esfuerzo constante que con el tiempo puede causar daños permanentes. Para reducir la presión arterial se recomienda una dieta baja en sodio y la práctica regular de ejercicio físico.
  • Colesterol alto. Los niveles altos de colesterol LDL (popularmente conocido como colesterol malo) y bajos de colesterol HDL (o colesterol bueno) pueden provocar la acumulación de placas en las arterias, lo que aumenta el riesgo de ataques cardíacos. Mantener una dieta equilibrada, rica en fibra y baja en grasas saturadas, es clave para reducir los niveles de colesterol.
  • Sedentarismo. La falta de actividad física regular se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. La actividad física ayuda a fortalecer el corazón, mejorar la circulación y mantener un peso saludable.
  • Obesidad. El sobrepeso y la obesidad están asociados con un mayor riesgo de padecer problemas cardíacos debido a la mayor carga que el corazón tiene que soportar. Perder peso mediante una dieta saludable y la actividad física puede reducir significativamente este riesgo.
  • Tabaquismo. Fumar daña los vasos sanguíneos y aumenta la presión arterial, lo que aumenta la probabilidad de sufrir problemas del corazón. Dejar de fumar es una de las mejores decisiones para mejorar la salud cardiovascular, incluso para aquellos que ya han estado expuestos durante mucho tiempo.
  • Diabetes. Las personas con diabetes tienen un riesgo significativamente mayor de enfermedades del corazón. Controlar los niveles de glucosa en sangre, junto con cambios en la dieta y el ejercicio, es crucial para reducir los riesgos.

Adoptar un estilo de vida saludable es clave para reducir los factores de riesgo cardiovascular. Esto implica no solo cuidar la dieta y la actividad física, sino también abordar la salud mental y el bienestar general:

  • Dieta equilibrada. Consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables ayuda a reducir la presión arterial y los niveles de colesterol. Evitar el consumo excesivo de azúcares y grasas saturadas también es recomendable y beneficioso.
  • Ejercicio regular. Caminar, nadar o andar en bicicleta son ejemplos de actividades que benefician al corazón. La Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para los adultos mayores. Adecuándolos, por supuesto, a sus condiciones de salud particulares.
  • Control del estrés. El estrés crónico puede afectar negativamente al corazón. Prácticas como el yoga, la meditación y las técnicas de respiración pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y mejorar la salud cardiovascular.
  • Evitar o reducir el consumo de alcohol. El consumo excesivo de alcohol puede aumentar la presión arterial y contribuir al desarrollo de insuficiencia cardíaca y otras complicaciones. Limitar el consumo de alcohol, siguiendo las recomendaciones de los profesionales de la salud, puede ser muy beneficioso.
  • Descanso adecuado. Dormir lo suficiente es fundamental para la salud cardiovascular. La falta de sueño aumenta el riesgo de hipertensión, obesidad y diabetes, todos factores que afectan la salud del corazón. Los adultos mayores deberían tratar de dormir entre 7 y 8 horas cada noche para permitir una buena recuperación y funcionamiento del cuerpo.
  • Mantener actividad cognitiva y social. La interacción social y la actividad cognitiva también son importantes para la salud cardiovascular. El aislamiento social y la falta de estimulación mental pueden tener efectos negativos sobre la salud general e incrementar el riesgo de depresión, enfermedad que puede tener también un impacto en el sistema cardiovascular.

Para prevenir las enfermedades cardiovasculares es esencial identificar los factores de riesgo desde el principio y seguir las recomendaciones médicas. Las visitas regulares para controlar la presión arterial, los niveles de colesterol y la glucosa en sangre son una parte fundamental de la prevención:

  • Electrocardiograma (ECG). El ECG es una prueba esencial para evaluar el funcionamiento del corazón. Mediante la colocación de electrodos en la piel, se registra la actividad eléctrica del corazón, permitiendo detectar anomalías como arritmias, bloqueos cardíacos o signos de un infarto previo. Este examen es de gran utilidad para determinar si el corazón está funcionando correctamente y puede ayudar a diagnosticar problemas que aún no presentan síntomas evidentes.
  • Pruebas de esfuerzo. Las pruebas de esfuerzo, también conocidas como ergometría, evalúan cómo responde el corazón ante el ejercicio físico. Se realiza haciendo caminar al paciente en una cinta o pedalear en una bicicleta estática mientras se monitorizan el ritmo cardíaco, la presión arterial y otros parámetros. Este examen es particularmente útil para diagnosticar una enfermedad arterial coronaria, ya que el estrés físico puede revelar bloqueos en las arterias que no son visibles en reposo.
  • Análisis de sangre. Los análisis de sangre son herramientas fundamentales para evaluar varios aspectos de la salud cardiovascular. Permiten medir los niveles de colesterol (LDL, HDL y triglicéridos), la glucosa en sangre, y otros marcadores como la proteína C. La detección temprana de niveles anormales de colesterol y glucosa puede facilitar intervenciones preventivas que ayuden a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
  • Ecocardiograma. El ecocardiograma es una prueba de imagen que utiliza ondas de ultrasonido para crear imágenes detalladas del corazón. Permite evaluar la estructura y el funcionamiento del corazón, como el tamaño de las cámaras, el estado de las válvulas y la capacidad de bombeo. Este examen es útil para identificar problemas como la insuficiencia cardíaca, válvulas defectuosas y malformaciones cardíacas que pueden comprometer la eficiencia del corazón.
  • Tomografía computarizada. La tomografía computarizada del corazón, también conocida como angiografía coronaria por TC, se utiliza para evaluar la acumulación de placa en las arterias coronarias. Esta prueba permite visualizar las arterias y detectar calcificaciones o estrechamientos que podrían llevar a un ataque cardíaco, y es muy valiosa para pacientes con factores de riesgo elevado, ya que permite un diagnóstico temprano y un tratamiento preventivo antes de que se presenten síntomas graves.

Aunque el riesgo cardiovascular aumenta con la edad, también existen muchas formas de reducir este riesgo a través de cambios en el estilo de vida y un control médico adecuado.
En la Residencia Argaluza promovemos un ambiente saludable que contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares y realizamos un control exhaustivo de aquellos que padecen este tipo de patologías.
Es crucial recordar que nunca es demasiado tarde para empezar a cuidar el corazón. Pequeños cambios en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia en la salud general y la calidad de vida. Al mantener un estilo de vida activo, una dieta balanceada y un control adecuado de las emociones y el estrés, es posible disminuir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Factores de riesgo cardiovascular

Referencias

  • Lobos Bejarano, J. M. y Brotons Cuixart, C. (2011). Factores de riesgo cardiovascular y atención primaria: evaluación e intervención. Recuperado de https://bit.ly/4ewwds0
  • Clínica Mayo. (2024). Enfermedad cardíaca. Recuperado de https://mayocl.in/3ZbsWdi
  • Lira C., M. T. (2015). Impacto de la hipertensión arterial como factor de riesgo cardiovascular. Recuperado de https://bit.ly/3AJAdHT

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