Tipos de demencias

Tipos de demencias

Cuando hablamos sobre la demencia, nos referimos de forma generalizada a las patologías que  provocan un deterioro progresivo de las facultades de la persona, la cual ve alteradas sus capacidades para pensar, recordar o tomar decisiones. Además de interferir en su vida diaria, los pacientes con los diferentes tipos de demencias experimentan asimismo graves trastornos de conducta.

Las enfermedades que englobamos dentro de la demencia son varias, y cada una de ellas muestra diferentes particularidades. Analizamos a continuación las cuatro demencias más comunes.

  1. Alzhéimer
  2. Demencia vascular
  3. Demencia por cuerpos de Lewy
  4. Demencia por enfermedad de Párkinson y demencia por enfermedad de Párkinson
  5. Otras demencias

Alzhéimer

El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta especialmente a la función cognitiva de una persona, y constituye uno de los tipos de demencias más comunes en personas mayores.

Se produce cuando se forman una serie de acumulaciones anormales de proteínas en el cerebro, las cuales dañan y terminan por destruir las células, especialmente en áreas relacionadas con la memoria y el aprendizaje.

Su origen es desconocido pero, por lo que se ha descubierto hasta la fecha, se cree que es multifactorial.

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Historia de la enfermedad de Alzheimer

La conocida enfermedad de Alzheimer toma su nombre del científico que describió por primera vez sus síntomas, el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer. Junto a otros colegas, Alzheimer llevo a cabo una investigación acerca de la anatomía normal y patológica de la corteza cerebral, pues estaba interesado especialmente en el trabajo de laboratorio sobre enfermedades en personas de edad avanzada.

Al igual que no podemos separar a la enfermedad de su descubridor, el nombre de Auguste Deter es inseparable de la enfermedad de Alzheimer, pues fue ella la primera paciente diagnosticada con tal enfermedad. Esta mujer, que sufría delirios y pérdidas de memoria, profería gritos por las noches y a veces incluso presentaba estados vegetativos, fue atendida por el doctor Alzheimer en una institución para personas con problemas mentales. Aunque no era la primera vez que el doctor era testigo de esa sintomatología, Alzheimer nunca la había visto en pacientes menores de 70 años. Tras estudiar a Auguste realizándole una serie de preguntas y observando su comportamiento, recogió sus síntomas y nombró provisionalmente a la patología «Enfermedad del olvido» o «Enfermedad de la memoria».

Años más tarde, cuando Auguste Deter falleció a causa de una sepsis, el doctor Alzheimer pidió que le enviaran tanto el historial de los últimos años como el cerebro de la difunta Auguste. Al examinar este último, observó que este presentaba placas seniles y ovillos neurofibrilares. Estos son los signos identificativos propios de la enfermedad, tal como en la actualidad la conocen los científicos.

Síntomas del alzhéimer

Los síntomas dependen del paciente y del estado de la enfermedad. En las primeras fases,  pueden ser inapreciables e incluso confundirse con despistes o lagunas momentáneas. Es posible que la propia persona que padece la enfermedad sea consciente de las limitaciones que   para él o ella entraña organizar los pensamientos o recordar ciertas cosas que no revestían dificultades con anterioridad. Sin embargo, lo más probable es que sea un familiar o una persona cercana quien se dé cuenta del empeoramiento de los síntomas. Estos, como en todas las enfermedades degenerativas, a diferencia del síndrome confusional agudo, se harán más patentes con el tiempo, por lo que el enfermo será cada vez más dependiente según el alzhéimer vaya avanzando.

Los síntomas están asociados con varias áreas, entre las cuales destacan la memoria, el pensamiento y razonamiento, la toma de decisiones, la planificación y realización de actividades cotidianas y los cambios de la personalidad. No obstante, no todas ellas se dan simultáneamente, sino que dependen del estado en que se encuentre la enfermedad.

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Pérdida de memoria

El más conocido de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer está asociado con las siguientes características:

  • Repetir preguntas o afirmaciones. Las personas afectadas por esta patología a menudo tienden a realizar las mismas preguntas o incluso a repetir varias veces las mismas anécdotas, a menudo de pasados lejanos.
  • No recordar conversaciones. Los enfermos de alzhéimer no solo tienden a olvidar citas,  eventos o conversaciones, sino que pueden no recordarlos una vez han tenido lugar.
  • Dificultad para asociar objetos cotidianos con sus respectivos nombres y reconocer su ubicación en el entorno. Es habitual que los enfermos de alzhéimer coloquen cosas en lugares equivocados y a menudo absurdos, como un peine en la nevera o el teléfono en la alacena. Aunque a veces resulte divertido, en ocasiones también puede ser peligroso.
  • Perderse en lugares conocidos, o no reconocer donde se encuentran. Los pacientes con esta patología pueden no tener la capacidad de identificar que el lugar donde se encuentra es un parque, una cafetería o un hospital.
  • Incapacidad de recordar nombres e identidades de los seres queridos. Este síntoma suelde darse en estados avanzados de la enfermedad.

Es importante destacar que la enfermedad de Alzheimer puede afectar a cada persona de manera diferente y en diferentes grados, por lo que algunos síntomas pueden ser más prominentes en unas personas que en otras.

El pensamiento y el razonamiento

Las personas afectadas de alzhéimer presentan serias dificultades para concentrarse y hacer razonamientos que en el pasado les resultaban triviales.

  • Problemas para comprender conceptos abstractos, como los números. No estamos hablando de complejos cálculos matemáticos. Ni siquiera de controlar las finanzas domésticas o realizar pagos cotidianos de manera puntual. El orden mismo de los números y su significado pueden plantear un desafío insuperable para un enfermo de alzhéimer. De hecho, es frecuente que no consiga reconocer los propios números una vez la enfermedad haya evolucionado.
  • Imposibilidad de simultanear varias tareas. De nuevo no nos referimos a actividades complejas, sino al mero hecho de hablar y caminar a la vez, o a comer y prestar atención a una conversación.
  • Dificultad para mantener conversaciones. La dificultad o incapacidad para encontrar las palabras adecuadas o expresarse con claridad son comunes entre pacientes con un alzhéimer avanzado.
  • Desorientación en el tiempo y el espacio. Perder la noción del tiempo o tener dificultad para orientarse en un espacio familiar son rasgos característicos entre los pacientes de alzhéimer.
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Toma de decisiones y realización de valoraciones

Los afectados por el mal de Alzheimer presentan una merma en su juicio que a menudo se traduce en una incapacidad de tomar decisiones sencillas correctamente, cuanto más las complejas. Esto puede derivar en un riesgo para la salud, para la integridad del enfermo y sus allegados e incluso para su situación socioeconómica

Ejemplos:

  • Realizar juicios erróneos. Entre ellos puede estar colocar leche abierta en un armario para que se mantenga templada, ignorando el hecho de que se estropeará. Cocinar a fuego muy alto para que la comida esté lista antes, obviando el riesgo de que se queme e incuso provoque un incendio, es frecuente también entre enfermos de alzhéimer. Vestirse de forma no acorde con el clima exterior, por ejemplo cuando fuera hace frío y dentro de la casa calor, puede ser otro síntoma. Tomar malas decisiones respecto a su situación financiera es también común entre enfermos de alzhéimer.
  • Tomar una mala decisión ante un imprevisto mientras se conduce o incluso caminando. En ocasiones, el diagnóstico de la enfermedad puede producirse a raíz de un accidente en el cual el afectado no reaccionó como cabría esperar.
  • Responder de manera inadecuada en una interacción social, especialmente cuando se trata de personas o lugares desconocidos.

Planificación y realización de actividades cotidianas

El ejemplo más frecuente de este síntoma es la dificultad para llevar a cabo tareas simples como vestirse, cocinar o lavarse. A medida que el alzhéimer avanza, la dificultad se torna en incapacidad y las acciones irrealizables son cada vez más básicas, como sentarse y levantarse, hablar o incluso tragar.

Cambios en la personalidad y en la conducta

La afectación cerebral que presentan los pacientes de alzhéimer puede repercutir también tanto en su estado de ánimo como en su personalidad. Se dan casos de enfermos que se vuelven ariscos como consecuencia de la patología cuando siempre habían sido afectuosos. Pero también al revés, algunas personas desapegadas e independientes pueden tornarse cariñosas y cercanas ante la enfermedad.

Estas son las alteraciones más frecuentes:

  • Delirios o paranoia. Esta última puede llevar a hacerles pensar que alguien está tratando de robarles si extravían algún objeto o de envenenarlos si no reconocen algún alimento de su comida.
  • Pérdida de la iniciativa. A menudo se produce una falta de motivación para realizar actividades que antes eran placenteras.
  • Apatía o depresión.
  • Aislamiento social. En esto pueden influir otras patologías propias de una edad avanzada, como la pérdida de oído o vista.
  • Cambios de humor. Pueden ir desde la irritabilidad hasta la agresividad, pero también desde la melancolía hasta el desconsuelo.
  • Cambios en los patrones de sueño.
  • Pérdida de la inhibición.
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Cura para el mal de Alzhéimer

En la actualidad, desgraciadamente no existe una cura para el alzhéimer. Sin embargo, existen tratamientos que contribuyen a reducir los síntomas, mejorando la calidad de vida del enfermo. También hay numerosas investigaciones para desarrollar tratamientos más efectivos y eventualmente una cura para esta enfermedad.

Demencia vascular

La demencia vascular es, tras el alzhéimer, el segundo de los tipos de demencias más común. Se trata de un tipo de demencia que se produce como resultado de una obstrucción, un estrechamiento o una ruptura de vasos sanguíneos en el cerebro. Esto provoca una insuficiencia o privación de oxígeno y nutrientes que derivan en un daño cerebral y consecuente alteración cognitiva. Dicha alteración puede alcanzar la memoria, el lenguaje e incluso afectar a la coordinación y provocar debilidad muscular, dependiendo del área del cerebro que se haya visto afectada.

Síntomas

Algunos de los síntomas propios de la demencia vascular son comunes con los de otros tipos de demencia, mientras que otros son propios de esta enfermedad.

  1. Pérdidas de memoria: tanto la capacidad para adquirir información nueva como la de recordar la previamente adquirida se ven afectadas en la demencia vascular.
  2. Afasia: la afasia es un trastorno que se caracteriza por la pérdida de la capacidad de producir o comprender el lenguaje. Se produce como consecuencia de una lesión en el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el responsable del procesamiento del lenguaje en la mayoría de las personas diestras.
  3. Apraxia: la apraxia es un trastorno neurológico que genera una disociación entre la idea y la acción motora. Esto es, que el afectado tiene tanto la fuerza como el deseo de ejecutar un movimiento motor voluntario y coordinado, pero su afectación cerebral se lo impide. Las acciones que se ven afectadas por la apraxia pueden ir desde las más simples, como levantar un brazo o sonreír, hasta complejas, como vestirse.
  4. Agnosia: la agnosia es una afectación en un área específica del cerebro responsable del procesamiento de la información sensorial. Puede afectar a la percepción de objetos, sonidos, caras, palabras u otros estímulos.
  5. Alteración de la actividad constructiva: este síntoma implica una dificultad para planificar y realizar tareas que involucren la construcción o el diseño de objetos. Esto puede incluir montar un rompecabezas, construir una maqueta o el mero hecho de vestirse.

Causas de la demencia vascular

Dado que la demencia vascular tiene su origen en alteraciones del flujo sanguíneo al cerebro, existen una serie de factores que pueden encontrarse detrás de ella:

  • Hipertensión arterial: una presión arterial alta puede estrechar o dañar los vasos sanguíneos cerebrales, disminuyendo el flujo de los vasos sanguíneos del cerebro.
  • Enfermedades cardíacas: enfermedades cardíacas, como la enfermedad arterial coronaria, pueden disminuir el flujo sanguíneo al cerebro.
  • Ictus o accidente cerebrovascular (infarto): los accidentes cerebrovasculares, causados por una obstrucción o una hemorragia en el cerebro, pueden dañar áreas específicas del cerebro y provocar demencia vascular. Aunque ciertos accidentes cerebrovasculares no causen síntomas detectables, estos también aumentan el riesgo de padecer demencia con el paso del tiempo. Llamamos infarto múltiple a un número elevado de derrames que causan una demencia vascular.
  • Diabetes: la diabetes puede también perjudicar el flujo sanguíneo al cerebro.
  • Ateroesclerosis: se trata de una afección que se produce cuando una sustancia pegajosa que denominada placa se acumula en el interior de las arterias, provocando un envejecimiento anormal de las mismas.
  • Problemas de coagulación: problemas de coagulación como la trombosis venosa profunda pueden provocar una obstrucción de los vasos sanguíneos del cerebro que acabe produciendo una demencia vascular.
  • Lesiones cerebrales: las lesiones en la cabeza que provocan daño en los vasos sanguíneos pueden aumentar el riesgo de demencia vascular.
  • Enfermedades autoinmunes: enfermedades autoinmunes, como el lupus y la vasculitis, pueden dañar igualmente los vasos sanguíneos del cerebro.
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Evolución

Dado que la causa de la demencia vascular está en alteraciones de la circulación sanguínea en el cerebro, los trastornos cognitivos pueden aparecer de forma abrupta o de forma progresiva.

  • Forma abrupta: en este primer caso, bien como consecuencia de un ictus o de un accidente cerebrovascular, la afectación es inmediata.
  • Forma progresiva: en el segundo, por el contrario, los trastornos pueden ser causados por pequeñas alteraciones que dificultan la correcta circulación de la sangre. En estos casos, el deterioro es más gradual.

En ambos casos, la evolución de la demencia vascular dependerá de la región del cerebro en que se hay producido al alteración de la circulación sanguínea, y también el número de vasos que se hayan visto afectados. Es por esto que algunos expertos prefieren utilizar el término alteración cognitiva vascular para referirse a este tipo de demencia, puesto que, según ellos, expresa mejor su naturaleza. Esto es, que las alteraciones pueden ir de leves a graves y que no todos los pacientes que las sufren acaban desarrollando una demencia.

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Tratamiento de la demencia vascular

Respecto los tratamientos de la demencia vascular, conviene señalar que, dado que se debe a un problema en la circulación normal de los vasos sanguíneos en el cerebro, nos encontramos con dos tipos de tratamiento.

  • Tratamientos destinados a paliar los síntomas de la enfermedad. Entre los fármacos utilizados para este fin están algunos prescritos para pacientes de alzhéimer.
  • Tratamientos indicados para tratar las causas de la enfermedad. La hipertensión, el colesterol o la diabetes aumentan los riesgos de padecer demencia vascular. Por esta razón, controlando estas patologías reduciremos las probabilidades de que se produzcan nuevos daños.

Reduciendo el consumo de alcohol, abandonando el hábito de fumar, siguiendo una dieta sana, limitando el colesterol y la glucosa, manteniendo un peso adecuado, controlando la tensión arterial y practicando ejercicio físico estaremos tomando unas medidas adecuadas para evitar padecer una demencia vascular en el futuro.

Demencia con cuerpos de Lewy y demencia por enfermedad de Parkinson

La demencia con cuerpos de Lewy se produce cuando se desarrollan unos depósitos anormales de proteína alfa-sinucleína, llamados cuerpos de Lewy, en las células nerviosas de las regiones cerebrales encargadas de procesar el control motor, la memoria y la capacidad de razonar, entre otras funciones. La demencia por enfermedad de Parkinson provoca una pérdida de la función mental debida al desarrollo de cuerpos de Lewy en los pacientes afectados por la enfermedad de Parkinson.

Diferencias entre la demencia con cuerpos de Lewy y la demencia por párkinson

Ambas patologías son a menudo difíciles de diferenciar, ya que las dos comparten síntomas, como cambios en el estado de ánimo, y no existen pruebas diagnósticas concluyentes. Estas debe llevarlas a cabo  un especialista en trastornos neurológicos.

  1. Síntomas motores: mientras que en la demencia por Parkinson, los síntomas motores son rigidez muscular, temblores y dificultades para caminar (normalmente, arrastrando los pies), la demencia con cuerpos de Lewy presenta, además, delirios y alucinaciones.
  2. Orden de aparición de los síntomas: en la demencia por Parkinson aparecen primero los síntomas propios de la enfermedad, es decir, los motores, y más tarde, en ocaciones pasados 10 o incluso 15 años, se presenta la demencia. En la demencia con cuerpos de Lewy, ambos síntomas pueden darse simultáneamente o aparecer primero los cognitivos. Por tanto, si los problemas cognitivos se presentan en el año siguiente a los problemas de la acción motora, o ambos lo hacen simultáneamente, el diagnóstico sería demencia con cuerpos de Lewy. Si los problemas cognitivos surgen más de un año después de los problemas motores, en este caso estaríamos hablando de demencia por enfermedad de Parkinson.
  3. Tipo de depósito anormal en el cerebro: en la demencia por Parkinson, los depósitos anormales de proteína se acumulan en las neuronas del cerebro. En la demencia con cuerpos de Lewy, estos depósitos se acumulan en las células nerviosas y otras zonas del cerebro.
  4. Trastorno de conducta durante el sueño REM: en la demencia con cuerpos de Lewy, el paciente parece representar físicamente los sueños. En esta fase del descanso, puede tener sueños vívidos, hablar dormido o realizar movimientos violentos durante el sueño hasta el punto de caerse de la cama. Dado que es uno de los primeros síntomas en los casos de demencia con cuerpos de Lewy, a menudo es la primera señal de aviso de la aparición de la enfermedad.
  5. Respuesta a medicamentos: los pacientes con demencia por Parkinson pueden responder mejor a los medicamentos específicos para esta enfermedad. Los afectados por demencia con cuerpos de Lewy pueden tener una respuesta adversa o incluso experimentar un empeoramiento de los síntomas cognitivos.
  6. Evolución: el deterioro en los pacientes de demencia con cuerpos de Lewy es rápido, con una esperanza de vida media de entre 5 y 6 años una vez se ha realizado el tratamiento. Por el contrario, la evolución de la demencia por párkinson es más lenta. Los enfermos pueden tener, de media, entre 15 y 20 años con una calidad de vida relativamente aceptable.
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Tratamiento de la demencia con cuerpos de Lewy y la demencia por párkinson

Tanto el tratamiento de la demencia con cuerpos de Lewy como el de la demencia por párkinson están enfocados a disminuir los síntomas derivados de las patologías. Esto puede hacerse a través de:

  • Fármacos: ciertos medicamentos pueden mejorar los síntomas psiquiátricos, cognitivos y de acción motora que experimentan los pacientes de ambas enfermedades.
  • Fisioterapia: esta ha demostrado ser efectiva para los problemas de movilidad del paciente.
  • Terapia ocupacional: se encarga de ayudar a que tanto el enfermo como su entorno aprendan a convivir con la nueva situación que acarrea la enfermedad.
  • Terapia del habla: los logopedas trabajarán con el paciente para que este pueda hacerse entender al hablar y mejore su capacidad de tragar.
  • Terapia psicológica: un diagnóstico de demencia con cuerpos de Lewy o de demencia por párkinson puede suponer, como es natural, una realidad difícil de asimilar. Encontrar ayuda profesional que amortigüe el impacto de la noticia contribuirá a aceptar el diagnóstico y afrontar la vida con su patología.
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Otros tipos de demencias

Existen otros tipos de demencias menos comunes: 

  • Enfermedad de Pick y otras demencias frontotemporales. La demencia frontotemporal ha cobrado cierta notoriedad en los últimos meses por el reciente diagnóstico del actor Bruce Willis. Se caracteriza por una degeneración de las áreas frontales y temporales del cerebro y afecta a la personalidad, el comportamiento y el habla.
  • Demencia asociada al VIH: Ss una forma de demencia que puede darse en personas con esta patología.
  • Demencia por cuerpos de inclusión. Es un tipo de demencia progresiva en la que se produce una acumulación anormal de proteínas llamadas cuerpos de inclusión en las células cerebrales, que eventualmente causan la muerte de las mismas.
  • Demencia por Creutzfeldt-Jakob. Producida por una proteína llamada prion, se trata de una enfermedad degenerativa del cerebro que puede causar problemas cognitivos y neurológicos.
  • Demencia por enfermedad de Huntington. También conocida como corea de Huntington, es una muy rara y grave enfermedad degenerativa y hereditaria.

El apoyo del familiar y el entorno

Si algo tienen en común todas las demencias que hemos desgranado en este post es que no solo afectan a quienes las padecen, sino que los seres queridos se convierten de alguna manera en pacientes colaterales de la enfermedad. Esto puede ser duro por el impacto emocional que supone ser testigos de cómo nuestro familiar va poco a poco dejando de ser dueño de sí mismo y se va apagando. Pero también como consecuencia de los efectos que la enfermedad tiene en su comportamiento, puesto que puede acabar siendo agresivo e incluso violento en ciertos casos.

Debemos recordar que el enfermo no es responsable de los malos actos que lleva a cabo. Aunque sea el autor de estos actos impropios, es la enfermedad quien los provoca, y no  él o ella. Por eso es conveniente consultar con especialistas todas las dudas que surjan a lo largo del arduo camino. Sobre la enfermedad y sobre cómo lidiar con ella. Tener miedo, sentirnos abatidos o sobrepasados como cuidadores no significa que queramos menos a nuestros mayores enfermos. Ni tampoco poner en manos de profesionales su cuidado una vez que la enfermedad haya avanzado.

En Argaluza somos muy conscientes de ello, nuestra experiencia durante años nos lo ha enseñado. Por eso sabemos que la mejor atención es la que se da en equipo, entre profesionales y seres queridos. Y aunque nuestros mayores parezcan no percibirlo cuando se ven afectados por enfermedades tan duras como la demencia, sí pueden sentirlo. Y eso nos anima a todos a seguir.

Referencias consultadas

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