Desorientación, un discurso falto de coherencia, alteración de la conciencia y de la atención, déficit de memoria, agitación psicomotriz y del ánimo, trastornos de la percepción, cambios conductuales y alteraciones del sueño. Si un adulto mayor está sufriendo alguna o varias de estas afecciones, es probable que se trate de un síndrome confusional agudo.
El también conocido como delirio o delirium, consiste, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en una «alteración del nivel de conciencia, acompañado de trastornos cognitivos, que se instaura en un periodo breve de tiempo y que tiende a ser fluctuante». Suele producirse de manera brusca (de ahí el calificativo de agudo en el síndrome), y dura entre unas horas y pocos días, pasados los cuales el paciente recupera su estado habitual.
Normalmente, los pacientes afectados por el síndrome confusional agudo suelen estar más lúcidos durante el día y más confusos hacia la noche.
Cuándo se produce el síndrome confusional agudo
Esta patología tiene lugar con mayor frecuencia en adultos mayores a partir de 75 años, especialmente en ancianos ingresados en centros hospitalarios. Un estudio realizado por M. Lázaro-Del Nogal y J.M. Ribera-Casado con 165 pacientes en 6 unidades de hospitalización de medicina interna revelaron que 42 de ellos (un 25,4%) sufrían delirium en el momento de la valoración. La media de edad de estos pacientes afectados por el síndrome confusional agudo era de 80,3 ± 12 años y el 61,2% eran mujeres. Se trata, por tanto, de uno de los síndromes geriátricos que afectan a los ancianos, y se va haciendo más común según la edad avanza, sobre todo en la 3ª de las 4 etapas de la vejez. De hecho, mientras los casos de delirium son muy poco frecuentes antes de los 60-65 años, pasados los 90 la cifra alcanza casi un 50% de los pacientes hospitalizados por fractura de cadera, una de las causas más habituales de ingreso.
Manifestaciones del síndrome confusional agudo
Como avanzamos en la introducción, no es necesario que en un paciente se den todos estos síntomas para que nos encontremos ante un delirium. Al contrario, basta con que se produzca uno para que requiramos la valoración de un profesional.
Desorientación
En el síndrome confusional agudo, normalmente se produce en un principio la desorientación temporal y a continuación la desorientación espacial.
Discurso falto de coherencia
El pensamiento del adulto mayor que padece el síndrome confusional agudo es errático y desorganizado. El paciente no es capaz de organizar ideas ni pensamientos, y muestra en consecuencia un discurso falto de lógica y sentido.
Alteración de la conciencia
Es el síntoma más frecuente en el síndrome confusional agudo. Se produce una pérdida de lucidez y una disminución del nivel de la conciencia, pero no pensemos que esto se traduce siempre en una inactividad. Puede cursar bien con hipoactividad (comportamiento caracterizado por una disminución de la actividad), bien con hiperactividad (exceso de la actividad). De hecho, a menudo se producen fluctuaciones de un estado a otro.
Inatención
Incapaces de fijar la atención, los mayores que padecen el síndrome confusional agudo se distraen fácilmente y les cuesta concentrarse en estímulos nuevos, así como atender a una conversación o incluso responder a preguntas.
Déficit de memoria
Las alteraciones en la atención pueden derivar en una amnesia anterógrada, que se caracteriza por una pérdida de memoria a corto plazo desde la aparición de la enfermedad. También puede producirse una amnesia retrógrada, en la cual los recuerdos que se pierden son los anteriores a la manifestación de la enfermedad.
Agitación psicomotriz
En ciertas personas mayores, la actividad psicomotora se ve acentuada. Esto se manifiesta en comportamientos de excitabilidad e hiperreactividad, tales como rasgar las sábanas o intentar levantarse durante la noche. En otros, por el contrario, la actividad motora sufre un descenso y se sumergen en un estado letárgico y de somnolencia.
Alteración del ánimo
Los estados depresivos y de apatía se alternan con otros de euforia, pasando por otros estados de inquietud y ansiedad.
Trastornos de la percepción
Los trastornos más comunes de la percepción que experimentan los pacientes aquejados del síndrome confusional agudo son las alucinaciones e ilusiones visuales. Mientras estas últimas se tratan de interpretaciones erróneas de estímulos sensoriales externos, en las primeras no existe ningún estímulo.
Cambios conductuales
Cuando hablamos de cambios en la conducta no nos referimos únicamente a alteraciones de comportamiento derivados de la alteración del ánimo, como referimos anteriormente. El paciente se vuelve también desorganizado, desordenado hasta el punto de ser incapaz de llevar a cabo tareas rutinarias como vestirse, lavarse o comer.
Alteraciones del sueño
En el síndrome confusional agudo, las alteraciones más frecuentes del sueño son la hipersomnia o somnolencia durante el día y el insomnio y agitación durante la noche.
Origen del síndrome confusional agudo
Esta patología puede tener su origen en varias causas:
- Efectos secundarios de fármacos: los tratamientos con algunos fármacos pueden originar un síndrome confusional agudo. Entre estos se encuentra el litio, ciertos analgésicos, sedantes, psicotrópicos, antiarrítmicos cardiacos, anestésicos o anticolinérgicos.
- Desnutrición y alteraciones metabólicas.
- Insuficiencia renal, hepática o respiratoria.
- Enfermedades neurológicas, como ictus, meningitis o encefalitis.
- Alteraciones endocrinas: una diabetes no controlada o los trastornos en la tiroides (tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo) pueden provocar un síndrome confusional agudo.
- Infecciones urinarias, neurológicas o respiratorias.
- Presencia de deterioro cognitivo.
- Cirugías previas, como la derivada de una fractura de cadera, o intervenciones diagnósticas o terapéuticas agresivas pueden causar el síndrome confusional agudo. Dado que todas ellas precisan de hospitalización, es difícil asegurar si son las cirugías e intervenciones las que producen el síndrome o si el propio ingreso hospitalario es el desencadenante de la situación.
- Dolor no controlado: el dolor intenso, especialmente el que tiene lugar tras una operación, puede precipitar el síndrome confusional agudo.
Diferencias entre síndrome confusional agudo y demencia
No debemos confundir el síndrome confusional agudo con la demencia. Como su propio nombre indica, el primero cursa de forma abrupta, aguda, con una acotación en el tiempo que puede ir de unas horas a pocos días, como indicamos anteriormente. Una vez se inicia el tratamiento, los síntomas desaparecen y el paciente se recupera. En la demencia, por el contrario, el deterioro es progresivo y la salud del paciente empeora con el tiempo.
La mejor respuesta al síndrome confusional agudo: la observación
Ante la sospecha de que nuestros mayores estén sufriendo un síndrome confusional agudo, debemos ponernos en contacto con un especialista para que le realice una exploración y valore qué está causando este cuadro. Lo más probable es que la sintomatología desaparezca una vez se dé con el origen del síndrome, pero es posible que este enmascare otra enfermedad de mayor gravedad.
En Argaluza prestamos atención a los cambios que pueden producirse tanto en el comportamiento como en la percepción de nuestros mayores. Por eso incidimos en que la observación es siempre la mejor respuesta ante este y otros síndromes geriátricos.
Referencias consultadas
- García Antelo, M. J. (2012). Síndrome confusional agudo. Recuperado de https://bit.ly/3M05lpD
- Lázaro-Del Nogal, M. y Ribera-Casado, J. M. (2009). Síndrome confusional (delirium) en el anciano. Recuperado de
- bit.ly/40qhN6A
- Universidad Internacional de Valencia (2018). Amnesia retrógrada y anterógrada: ¿Qué son y qué causas tienen? Recuperado de http://bit.ly/3LZhPha
- Fundación Pasqual Maragall (2021). El síndrome confusional en personas de edad avanzada. Recuperado de http://bit.ly/3Khs5jS
Redactora creativa. En la Universidad de Vigo obtuve un título en Economía, en la Escuela Elisava de Barcelona cursé un posgrado en Creatividad y Publicidad, y entre libros y talleres de escritura creativa, aprendí a escribir. Trato de enfocarme en lo que marcas y clientes buscan, y aportando mi estilo, hacer que su mensaje llegue con mayor claridad a los lectores.