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Rehabilitación funcional en personas mayores: sus beneficios

Entre los diversos servicios especializados en geriatría que brindamos en la Residencia Argaluza se encuentra la rehabilitación funcional para personas mayores. Un servicio geriátrico centrado en la mejora de sus capacidades funcionales o el restablecimiento de su movilidad y su seguridad psicológica. Gracias a esta intervención rehabilitadora, muchas personas ancianas recuperan su autonomía personal y su calidad de vida.

Rehabilitación Funcional Geriátrica: Una fuente de calidad de vida

Valernos por nosotros mismos a la hora de realizar las actividades de la vida diaria es fundamental para mantener altos niveles de bienestar personal. Pero en las personas de edad avanzada esta autonomía se ve amenazada por varios motivos: caídas, fracturas, largas convalecencias, malos hábitos,… Sin embargo, en muchas ocasiones, la movilidad, las habilidades funcionales o el equilibrio pueden recuperarse con un programa profesional de ejercicios de rehabilitación funcional geriátrica.

En efecto, durante el envejecimiento las personas son más propensas a sufrir caídas de consecuencias graves, enfermedades degenerativas, accidentes cerebrovasculares, fracturas óseas. O, simplemente, intervenciones quirúrgicas que exigen una larga hospitalización.

Todos estos riesgos pueden limitar sobremanera la movilidad personal y llegar a derivar en situaciones de discapacidad o dependencia permanente. Además, esta disminución de autonomía viene aparejada de problemas psicológicos —miedos, baja autoestima—y limitación de su vida social.

Sin embargo, la intervención profesional basada en la rehabilitación funcional permite contrarrestar los efectos adversos de estas situaciones clínicas. Y, con ello, impedir que los mayores pierdan calidad de vida en su vejez.

Este es el objetivo último de la rehabilitación funcional para adultos mayores: devolverles las capacidades biopsicosociales perdidas o alteradas. Es decir, que mediante una actividad física terapéutica y un apoyo psicológico y emocional preciso, puedan recuperar su bienestar global. Lo que incluye no solo las capacidades funcionales o su movilidad, sino también sus habilidades sociales, de comunicación y su cuidado personal.

No obstante, cabe destacar que la rehabilitación funcional para adultos mayores no solo se puede usar como recurso terapéutico, sino como herramienta preventiva. Por eso en nuestra residencia contemos con un programa diario de rehabilitación funcional destinado a prevenir la pérdida de la autonomía en la vida diaria. O la aparición de síndromes geriátricos, entre ellos, el síndrome de inestabilidad, de caídas o rotura de caderas.

Factores de riesgo en las personas mayores que reducen su capacidad funcional

Antes de adentrarnos más en los beneficios de una buena rehabilitación funcional para personas mayores, debemos hacer mención a la figura del paciente geriátrico. Porque nos permite disponer de una visión panorámica de cuáles son los mayores riesgos de salud a los que se enfrentan las personas ancianas. Riesgos cuyas consecuencias serán una disminución de su independencia funcional.

Según datos que arrojan las investigaciones científicas, aproximadamente un 15% de las personas mayores presentan algún tipo de dependencia. Ahora bien, si nos centramos en el colectivo de mayores de 75 años, el 50% de ellos padecen algún déficit de movilidad; que, sin llegar a ser una situación de dependencia, conlleva una disminución en la autonomía personal. Lo cual se refleja en dificultades para realizar sus actividades de la vida diarias y su bajo estado emocional.

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En este contexto clínico, surge la figura del paciente geriátrico, es decir, una persona mayor de 65 años que presenta enfermedades concomitantes o problemas de incapacidad. Entre los problemas de salud más prevalentes relacionados con la edad y que pueden producir incapacidades funcionales están:

  • Problemas cardiorrespiratorios o enfermedades cardiovasculares
  • Alteraciones sensoriales. Especialmente auditivas y visuales
  • Enfermedades neurológicas o neurodegenerativas
  • Accidentes cerebrovasculares, ictus o infartos cerebrales
  • Procesos osteoarticulares y enfermedades musculoesqueléticas
  • Déficit de descanso o alteraciones del sueño
  • Episodios de malnutrición y deshidratación
  • Trastornos de incontinencia e infecciones urinarias
  • Alteración de la movilidad o síndromes de fragilidad, de inestabilidad o caídas
  • Trastornos psicológicos ambientales que fomentan el sedentarismo y la inmovilidad
  • El uso de determinados fármacos —como los sedantes, hipnóticos y antipsicóticos— y sobre todo, la polifarmacia —la ingesta de muchos medicamentos— puede acarrear efectos secundarios para su salud a medio o largo plazo.

Rehabilitación geriátrica para recuperar las funciones motoras

Estas alteraciones, trastornos o dolencias citadas repercuten en la capacidad funcional de la persona mayor y pueden provocar hospitalizaciones de larga duración. Pero también situaciones domésticas de inmovilidad, sedentarismo y falta de actividad física; que perjudica el buen funcionamiento de sus habilidades psicomotrices y funcionales.

A su vez, la pérdida de autonomía personal puede generar estados depresivos o el miedo a sufrir caídas, lo que incentiva aún más la inactividad.

Esta conjugación nefasta de envejecimiento y discapacidad, que personifica el paciente geriátrico, puede revertirse gracias a las intervenciones de rehabilitación funcional.

En efecto, la rehabilitación funcional consiste en un conjunto de actividades y procedimientos destinados a restaurar, mantener o mejorar la salud integral y el bienestar. Principalmente, ello se consigue reforzando y mejorando el funcionamiento del sistema musculoesquelético y el sistema nervioso central; así como el de otras capacidades relacionadas con la percepción física, los sentidos y las habilidades motoras.

Por tanto, la rehabilitación funcional está enfocada en recuperar y mejorar la capacidad de los adultos mayores para desenvolverse en el día a día de forma autónoma. Fortaleciendo, así, una vejez de calidad sustentada en un programa de actividad física específico y adaptado a sus necesidades.

Si uno de los principales objetivos en geriatría es aumentar los años de vida libres de incapacidades que generen dependencia, la recuperación funcional ayuda a alcanzar dicha meta. ¿Cómo? Pues implementando actividades físicas y corporales que promueven:

  • La recuperación de miembros superiores como hombros, brazos o manos
  • Coordinación ojos-manos u óculo-manual
  • Reeducación postural
  • Activación y movilización constante de músculos, articulaciones y huesos
  • Entrenamiento de la coordinación de funciones cognitivas y musculares.

Para llevar a cabo una rehabilitación funcional se elabora un plan de tratamiento personalizado. En el cual se explicita la metodología más adecuada y las sesiones necesarias.

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Los beneficios de la rehabilitación funcional para adultos mayores

Así pues, a través de actividades físicas repetidas, individuales y grupales, se logra una correcta recuperación del mayor. Ahora bien, sus beneficios trascienden las mejoras de sus funciones físicas y, por ende, su capacidad para realizar sus rutinas diarias de forma óptima. Pues, al mismo tiempo, su recuperación funcional repercute en su estado psicológico, mental y social, al favorecer su aptitud motora, su seguridad y sus posibilidades de salir de casa y relacionarse con los demás.

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Así, los múltiples beneficios de la rehabilitación funcional pueden resumirse en:

  • Mantener la máxima movilidad, agilidad, flexibilidad y equilibrio en las personas mayores o pacientes rehabilitados
  • Recuperar de capacidades funcionales, motoras y de psicomotricidad gruesa y fina.
  • Mantener la independencia y su capacidad para desarrollar actividades de la vida diaria con solvencia
  • Reducir al máximo los dolores físicos.
  • Generar autoconfianza y sensación de seguridad
  • Reforzar el sentimiento de utilidad, autosuficiencia y productividad en la persona mayor.

Por lo demás, otra de sus ventajas es que puede trabajarse de forma individual o colectiva. Así, en las sesiones individuales se potencian las necesidades específicas de la persona; en las grupales, otros aspectos más generales como el equilibrio, psicomotricidad, gimnasia, etc. En nuestro centro residencial, siempre que sea posible, abogamos por realizar sesiones en grupo a fin de promover las relaciones sociales y la vida comunitaria de nuestros residentes.

Por todo lo expuesto, es claro que la rehabilitación funcional geriátrica persigue que la persona mayor pueda retomar un estilo de vida basado en la autosuficiencia, la satisfacción y la autorrealización.

En qué consiste el servicio de rehabilitación funcional de Residencia Argaluza

El servicio de rehabilitación funcional que ofrecemos en la Residencia Argaluza busca la recuperación funcional y psicológica de la persona mayor. Para lo cual realizamos un proceso de rehabilitación propiamente dicha y de la educación postural.

Como siempre, brindamos una atención integral, ya que contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales rehabilitadores —fisioterapeuta, psicólogo, terapeuta ocupacional, profesionales de enfermería. Responsables de planificar y abordar la intervención rehabilitadora. Para ello se marcarán objetivos realistas, partiendo del historial clínico de cada residente, que contemplen sus necesidades psicológicas y emocionales.

Este último aspecto es de suma importancia, pues es imprescindible no solo atenerse a las necesidades fisioterapéuticas o funcionales; sino también a la autopercepción que la persona anciana tenga de su propia dependencia, sus expectativas y sus miedos ante el proceso de rehabilitación.

Implicar al paciente mayor en su recuperación funcional es indispensable, ya que hemos de promover su participación y responsabilidad en el autocuidado posterior a la rehabilitación.

Así, por nuestra parte, ponemos a disposición de los residentes un servicio destinado a la rehabilitación funcional dividido en tres partes.

Valoración geriátrica integral de las necesidades del usuario

Nuestros profesionales sanitarios se encargan, en primer lugar, de hacer una valoración de la situación real del anciano: definir el tipo de discapacidad funcional y cómo impacta en su vida.

Se trata, pues, de una evaluación inicial conformada por la historia clínica de la persona residente y los resultados obtenidos de la aplicación de diversas escalas e instrumentos de valoración funcional.

Con estos datos, el equipo rehabilitador podrá diseñar un plan de intervención individualizado, segmentado en sesiones individuales y/o grupales.

Programa de intervención

Basado en un plan de intervención individualizado, se ejecuta el proceso de recuperación funcional en distintas fases de rehabilitación, según las necesidades de cada usuario.

Así, a lo largo de la ejecución del plan de intervención, trabajamos simultáneamente las conductas físicas y cognitivas de la persona mayor. Atendemos sus expectativas y motivamos su participación proactiva en el proceso.

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Seguimiento continuo de la rehabilitación funcional

Asimismo, ofrecemos una asistencia continuada para detectar en nuestros residentes cambios en las habilidades funcionales. Así vamos adaptando el programa de rehabilitación a sus nuevas necesidades o avances.

La exigencia de la adaptación de los programas se debe a las mejoras que va obteniendo la persona residente. O bien, a la atención que demanden ciertas patologías crónicas que presente o complicaciones secundarias que surjan durante el proceso de recuperación funcional.

Ciertamente, este proceso profesional es transversal a toda la rehabilitación funcional, a fin de comprobar que se cumplen todos los pasos del programa de forma adecuada. Pero incluye una evaluación continua y otra evaluación final cuando se han alcanzados los objetivos previstos.

Por qué elegir la rehabilitación funcional que ofrecemos en Residencia Argaluza

Para el personal médico y sociosanitario de Argaluza es fundamental ofrecer un servicio de rehabilitación y recuperación funcional destinado a las personas mayores. Ya que, gracias a la prevención y al desarrollo de programas terapéuticos eficientes, cada vez conseguimos reducir más los cuadros de discapacidad y dependencia.

La finalidad de nuestro servicio de rehabilitación funcional es que la persona anciana recupere la máxima movilidad e independencia personal posible. Al tiempo que buscamos atenuar su cuadro de discapacidad —o retrasar su deterioro— por medio de la reeducación de sus habilidades funcionales.

Con ambas intervenciones, conseguimos que los mayores experimenten una integración positiva y satisfactoria en el entorno. Y lo que es más importante aún: que conserven su dignidad personal.

En este sentido, en Argaluza miramos mucho por la satisfacción y el bienestar de nuestros residentes. Por eso no solo supervisamos sus progresos funcionales y su estado de salud; también hacemos todo lo posible por que los mayores se sientan como en casa en nuestra residencia.

Y es que la mejor recuperación se obtiene cuando el paciente posee un estado psicoemocional positivo y proactivo. Para lo cual necesita sentirse apoyado e integrado. Y ese es el valor añadido de nuestro servicio de rehabilitación funcional: que completamos su proceso con una convivencia armoniosa y llena de actividades sociales.

También ofrecemos la posibilidad de solicitar estancias temporales en nuestro centro, precisamente para que la persona mayor reciba la rehabilitación que lo necesite. ¡Contacta con nosotros y te daremos toda la información que precises sobre este y otros servicios!

Referencias Consultadas

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  • Montalbán-Quesada, S., García-García, I., & Moreno-Lorenzo, C. (2012). Evaluación funcional en ancianos intervenidos de fractura de cadera. Recuperado de https://bit.ly/3wkCRxg
  • Rodríguez Díaz, O. (2009). Rehabilitación funcional del anciano. Medisan, 13(5). Recuperado de https://bit.ly/3tSlr9f
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